Eugenio Fernández nació en un remolino entre montañas, casi en los Picos de Europa; se asustó la primera vez que se asomó a la llanura de Castilla porque creyó que el cielo se caería al no estar sostenido en el horizonte por las cumbres… Recuperado del miedo, desde entonces trasladó las montañas de su autenticidad a horizontes personales e intelectuales cada vez más amplios, que sostuvieron su vida.